Parte II
Levántame,
Señor, que estoy caído,
sin
amor, sin temor, sin fe, sin miedo;
quiérome
levantar, y estoy me quedo,
yo
propio lo deseo y yo lo impido.
Estoy,
siendo uno sólo, dividido;
a un
tiempo muero y vivo, triste y ledo,
lo
que puedo hacer, eso no puedo;
huyo
del mal, y estoy en el metido.
Tan
obsesionado estoy en mi porfía
que
el temor de perderme y de perderte
jamás
de mi mal uso me desvía.
Tu
poder y bondad truequen mi suerte;
que
en otros veo enmienda cada día
y en
mi, nuevos deseos de ofenderte.
(Fray
Miguel de Guevara)