miércoles, 27 de julio de 2011

161.- MICHOACAN FALLIDO

La expresión  “Estado fallido”, acuñada por la sociología para designar Estados-Nación con una tasa bajísima de aplicación de la ley, con muy poco crecimiento económico, bajos índices de estabilidad y transparencia institucional, corrupción burocrática al alza y  situación de degradación permanente, podría aplicarse a entidades como Michoacán.

Lo anterior fue planteado, la semana pasada, por Leopoldo González Quintana en su columna “Contextos” del Semanario Comunidad, al referirse a la expresión “Estado fallido”, concebida por Noam Chomsky no sólo para clasificar regiones de desarrollo diferenciadas sino para ayudar a distinguir tres tipos de aparatos estatales: los de desarrollo “sólido y vertiginoso”, los de “desarrollo medio” y los rezagados o fallidos.

En Michoacán, la tendencia al endeudamiento de las finanzas públicas, tanto a nivel estatal como municipal, se ha incrementado y comentado en forma alarmante, sin que con ello se haya mejorado la economía ni creado mayormente más y mejor infraestructura productiva, según el destacado analista.

“Nuestra entidad vive la peor crisis de seguridad pública que se recuerde, colocándose entre los estados con más incidencia de delitos penales y la más alta presencia de organizaciones  delincuenciales en el país, denunció Gonzáles Quintana.

Agregando que la corrupción gubernamental, la centralización del ejercicio del poder, el nepotismo en puestos públicos, el autoritarismo político y la intolerancia hacia las críticas del signo que sea.

 (Aquí recordamos con indignación el fin que se le dio al programa de radio “Respuesta” de Jaime López Martinez y todos los que con él, incluido el auditorio, practicábamos el discernimiento público del diario acontecer. Como las autoridades estatales distaban y distan mucho de ser blancas palomas, pues seguido eran objeto de críticas, sin embargo no se trataba de críticas a lo loco y siempre se les respeto su derecho de réplica, civilidad que no tuvo otra respuesta que la sinrazón de quienes llegaron al estado directamente del tumulto capitalino).

Todo lo anterior, ha conducido a nuestro estado a ser eso, un “estado fallido”, concluyó el articulista.
 

viernes, 22 de julio de 2011

160.- NUESTRO EJERCITO

Debo reconocer que mi opinión sobre el Ejército Mexicano ha venido cambiando de hace unos años a la fecha. Hubo tiempo que nomás no me pasaba, cuando los políticos lo traían protegiendo el fraude electoral y al narcotráfico.

Pero ahora es otra cosa. La fidelidad que el Ejercito mantiene a las instituciones constitucionales, el esforzado apoyo que brinda en desastres naturales a las personas afectadas y el valor del que hace gala cuando enfrenta al crimen organizado, me hacen sentir orgulloso de los soldados de mi patria.

Cuando el Ejército llegó al Estado para liberarlo de la influencia del narco ,  solicitado (dicen) por el gobernador Lázaro Cárdenas al Preside Calderón, la gente estaba desesperada, principalmente la de Uruapan y Tierra Caliente, porque el narco dominaba totalmente un importante número de presidencias municipales y con ellas, grandes porciones de territorio michoacano.

Hace unos días declaró el Presidente Calderón. “El crimen se adueña de una comunidad desplazando a la autoridad, corrompiéndola o matándola y entonces secuestra, extorsiona, asalta, viola impunemente. ¿Por qué? Porque la autoridad ya no existe o está a su servicio? Es ahí donde yo pienso que el Estado no puede abdicar de su deber esencial de defender a los ciudadanos”

Para el Ejercito, la Armada y la Policía Federal, la lucha contra el crimen organizado no ha sido cosa fácil, ha representado la perdida de vidas de oficiales y  tropa, la orfandad de sus hijos y la viudez de sus mujeres

Este es el precio que las fuerzas armadas pagan con la finalidad de expulsar de nuestras ciudades, pueblos y rancherías a narcotraficantes, secuestradores y extorsionadores.

Siempre será una buena ocasión para rendir homenaje a los soldados, marinos y policías caídos en la lucha contra el crimen organizado y de elevar una oración por ellos y por  la cristiana resignación de sus seres queridos.

No todo debe ser incomprensión para la valiosa tarea de las fuerzas armadas.

jueves, 14 de julio de 2011

159.- ¡QUE A TODA M…!

1).- Cuando el Congreso de los Estados Unidos aceptó el Plan Mérida en el año 2008, la opinión pública mexicana se mostró  optimista por que pensaba que la gran Potencia del Norte se alineaba con México en su lucha contra el mal.

El Plan Mérida es un proyecto internacional de seguridad, establecido por Estados Unidos de acuerdo con México y los países centroamericanos para combatir el narcotráfico y el crimen organizado.

Sin embargo, pronto se observó que Estados Unidos no daba indicios de querer involucrarse mayormente en la lucha y que su cantado apoyo militar apenas si causaría emoción en un desfile. Su interés por evitar que las drogas llegaran a las calles y a los jóvenes de su país era  muy relativo. Y respecto al Plan Mérida, habían decidido “ver los toros desde la barrera”¿Qué a toda madre, no?

2).-Mientras tanto, el ejercito mexicano continuaba “liberando”  territorios dominados por el narco, Porque el crimen se adueña de comunidades, desplaza autoridades, las corrompe o las mata y entonces secuestra, extorsiona, asalta, viola impunemente.¿Por qué? Porque la autoridad ya no existe o está a su servicio.

Los narcos quieren ser la autoridad. Por eso influyen en los Congresos para tener las leyes que les convienen; por eso sustituyen a la fuerza pública por sus propias fuerzas y por eso sustituyen la recaudación de impuestos por sus propias cuotas.   

3).-El colmo de tanto desatino se llama “Rápido y Furioso”, un operativo a lo loco, donde se coludieron funcionarios norteamericanos con narcotraficantes para enviar miles de armas de contrabando, de Estados Unidos a México. La excusa del país del norte para pasar esos instrumentos de muerte fue, “que era para estudiar como funciona el contrabando en la frontera de ambos países, pocos se la creyeron.

No obstante las incongruencias del principal aliado de Mexico dentro del Plan Mérida, se tiene que seguir la lucha contra el crimen organizado como un mal menor.

Corresponde a los Estados Unidos  hacer algo para que la droga no circule libremente por su país, evitar que llegue la droga hasta sus hijos es su responsabilidad, ya estuvo bien de hacerles la tarea a un elevado costo en sangre.  

miércoles, 6 de julio de 2011

158.- DE LADRONES Y ASESINOS

Antes de que vayamos a terminar como un miserable pueblo de ladrones y asesinos, porque cada día hay más, según informan los medios de comunicación y antes de que las grandes acciones del poder público en contra del crimen organizado, llegaran a ser frenadas por presiones de los “estrategas de café”, valdría la pena reflexionar un poco sobre la palabra de los obispos acerca de este problema que nos agobia.

La conferencia del Episcopado Mexicano dejó muy claro en un documento sobre la misión de la Iglesia en la construcción de la paz, cuáles son los factores de riesgo sobre los que es urgente intervenir: la crisis de la legalidad, el debilitamiento del tejido social y la crisis de moralidad.

“Primero, vivimos una crisis de legalidad. Los mexicanos no hemos sabido dar su importancia a las leyes en el ordenamiento de la convivencia social. Se ha extendido la actitud de considerar la ley no como norma para cumplirse sino para negociarse. Se exige el respeto de los propios derechos, pero se ignoran los propios deberes y los derechos de los demás. No tenemos, como pueblo, respeto de las leyes, del tipo que sean, ni interés por el funcionamiento correcto y transparente de las instituciones económicas y políticas. El signo más elocuente de esto es la corrupción generalizada que se vive en todos los ámbitos.

“Segundo, se ha debilitado el tejido social, se han relajado las normas sociales de la convivencia que existen en la conciencia de cualquier colectividad, bajo formas de control social que corrigen las conductas desviadas y mantienen a la sociedad unida y debidamente cohesionada. La fragmentación social, el individualismo y la apatía han introducido la ausencia de normas, que tolera que cualquier persona haga lo que le venga en gana, con la certeza de que nadie dirá nada.

“Tercero vivimos una crisis de moralidad. Cuando se debilita o relativiza la experiencia religiosa de un pueblo, se debilita su cultura y entran en crisis las instituciones de la sociedad con sus consecuencias en la vivencia y educación en los valores morales. Siendo el nuestro un pueblo profundamente religioso y cristiano, se han debilitado en la vida ordinaria las grandes exigencias de la moral cristiana: desde el imperativo primordial “No mataras” hasta el consejo evangélico que nos llama al amor extremo de entregar la vida por los demás.

Cuando la falta de respeto a la integridad de las personas, la mentira y la corrupción campean, no podemos menos que pensar que hay una crisis de moralidad.”

Los obispos hicieron un llamado a los mexicanos para que mantengan un comportamiento responsable ante esta problemática. Reiteraron que cada quien debe actuar con energía e inteligencia en el campo de su competencia. Las autoridades con los recursos propios que le proporciona el Estado; la sociedad civil asumiendo la tarea de una sociedad activa; los creyentes, actuando de acuerdo con su conciencia y con su compromiso en la construcción de la paz.