Lo anterior fue planteado, la semana pasada, por Leopoldo González Quintana en su columna “Contextos” del Semanario Comunidad, al referirse a la expresión “Estado fallido”, concebida por Noam Chomsky no sólo para clasificar regiones de desarrollo diferenciadas sino para ayudar a distinguir tres tipos de aparatos estatales: los de desarrollo “sólido y vertiginoso”, los de “desarrollo medio” y los rezagados o fallidos.
En Michoacán, la tendencia al
endeudamiento de las finanzas públicas, tanto a nivel estatal como municipal,
se ha incrementado y comentado en forma alarmante, sin que con ello se haya
mejorado la economía ni creado mayormente más y mejor infraestructura
productiva, según el destacado analista.
“Nuestra entidad vive la peor
crisis de seguridad pública que se recuerde, colocándose entre los estados con
más incidencia de delitos penales y la más alta presencia de organizaciones delincuenciales en el país, denunció Gonzáles
Quintana.
Agregando que la corrupción
gubernamental, la centralización del ejercicio del poder, el nepotismo en
puestos públicos, el autoritarismo político y la intolerancia hacia las críticas
del signo que sea.
(Aquí recordamos con indignación el fin que se
le dio al programa de radio “Respuesta” de Jaime López Martinez y todos los que
con él, incluido el auditorio, practicábamos el discernimiento público del
diario acontecer. Como las autoridades estatales distaban y distan mucho de ser
blancas palomas, pues seguido eran objeto de críticas, sin embargo no se
trataba de críticas a lo loco y siempre se les respeto su derecho de réplica, civilidad
que no tuvo otra respuesta que la sinrazón de quienes llegaron al estado
directamente del tumulto capitalino).
Todo lo anterior, ha conducido
a nuestro estado a ser eso, un “estado fallido”, concluyó el articulista.